24/10/06

Mañana ajetreada en Pedralbes

"Mañana en Pedralbes". Aunque este título podría ser seleccionado para hablar de una mujer adinerada que estuvo haciendo sus compras en tiendas de ropa selectas y caras por el barrio, habla de mi. Podría hablar de una de mis mañanas en la universidad, ya que se encuentra en esa zona, pero no. Hablaré de la pintoresca y ajetreada mañana que pasé pasado rondando por Pedralbes y alrededores con un Renault Modus de color blanco, con una "L" bien grande encima, señalando el nivel de principiante del conductor del vehículo y de sus otros ocupantes, exceptuando al profesor.
La mañana empezó pronto, quizá demasiado. Eran las 6h a.m cuando mi padre me llamaba con un grito estridente desde el pasillo. Siempre es un buen despertador. Después del pertinente afeitado y peinado, y de los ánimos que me transmitieron mis familiares ( sólo mi padre y el recién llegado gato, mi madre dormía) salí en moto dirección Dir Diagonal. Era el lugar de encuentro con los otros/as chicos/as que tenían que examinarse, y con el profesor. A las 7:15h a.m, todavía con un azul oscuro en el cielo, estábamos todos preparados para dirigirnos a la zona de exámen, y empezar a practicar. Eramos 4 y el profesor.
Aunque probablemente no les importe que salga su nombre aquí, me dirigiré a mis acompañantes con inicales. Es un pequeño guiño a un curioso libro que estoy leyendo estos días que se llama "Psicopatología de la vida cotidiana" de Sigmund Freud. En el libro menciona por sus iniciales a todas las personas que tienen relevancia . En el caso que estoy relatando, mis compañeros no tienen ningún tipo de problema mental y menos físico, y haré uso de esa nomenclatura con mis mejores propósitos.
El primero en subir al volante fue un chico llamado P. Por lo que se había ido viendo a lo largo de la mañana, era el que tenía más experiencia, y quizá eso le daba una excesiva confianza. A mitad camino entre Dir y Pedralbes, P no siguió correctamente las señales del suelo y giró a la derecha cuando debería haber seguido recto. El profesor, al que llamaremos C, montó en cólera ante la perplejidad de todos los ocupantes. En los asientos de atrás, dónde yo me encontraba, hubo un cruce de miradas, que lo dijo todo. Para los que no estábais, este cruce de miradas vino a decir: "Empezamos bien!". Por si el repentino enfado de C no hubiera sido suficiente, éste decidió un castigo para P: Que diera vueltas a la manzana dónde se había equivocado, hasta el final de tiempo de su práctica, forzándole constantemente a elegir la dirección errónea de la primera vez. ¿Fue sufiente esa medida para que P aprendiera y aprobara el exámen?
Una vez dadas unas 7 u 8 vueltas a la manzana, terminó el tiempo de su práctica. Otro cruce de miradas se prodjo en el asiento trasero:" ¿Quién seria el siguiente que se atrevía a subir tal y como estaban las cosas?". Fuí yo! Pese a mis pronósticos más nefastos, y probablemente al de mis compañeros, las cosas salieron mejor de lo que pensaba. Mi constante fallo fue acercarme demasiado al bordillo, pudiendo tocar algún coche y quedar automáticamente suspendido. A pesar de eso, pensé que no me había ido mal del todo y que con un poco suerte saldrian bien las cosas.
Era el turno de H, una chica que, al igual que P e I, era la segunda vez que subía a exámen.
( La inical I no se corresponde con su nombre, pero es una chica idealista-al igual que yo- y al coincidir su inicial C con la del profesor, le llamaremos I; "La chica I".
H lo hizo sinceramente bien, exceptuando unos problemas imprevistos en una rotonda y un par de veces que caló el Renalult.
Mientras tanto, en los asientos de atrás, I y yo comentábamos cosas acerca de nuestras carreras. Salió el problema de los pisos, relacionado con la economia. A mi parecer, fue más positivo el intercambio de películas favoritas que hicimos. "Requiem for a Dream", "Odiesa 2001" entre otras.
Llegó el turno de la chica I, y la hora del exámen se acercaba. Llevábamos unas 2:30 de reloj escuchando la radio. En sintonía, teníamos a los obreros de la COPE, trabajando desde el alba en su tarea informativa, que asumían con gran devoción. El ambiente más bien tenso que se respiraba en el vehículo, se llenaba repetida e incansablemente de palabras como "terroristas, Zapatero, Inmigrantes". Intentado centrar mi atención en cualquier otra cosa, me di cuenta de que había salido un sol esplendoroso y brillante, que nos ponía a todos las cosas de cara, incluyendo el deslumbramiento.
La chica I fue presa de los nervios, y en su defensa añadiré que la discusión que se llevo a cabo mientras ella estaba al volante le complicó las cosas. Se formó un bando basado en C y H. Entre otras cosas, los anhelos imperialistas de H pasaban por que España invadiera Portugal y también Andorra. C, por su lado, blasfemaba contra los terroristas y contra los socialistas. Naturalmente este bloque contundente se topó con una oposición, más compasiba que no combatiba, formada por P, la chica I y yo mismo.
Como podeis imaginar, tubo lugar una rocamolesca situación: un profesor exaltado proclamando soluciones a la ineptitud de los políticos, una chica estudiante de derecho intentando argumentar que una invasión a Portugal y Andorra sería lo que ella haría si tuviera tal poder, y la pobre chica I conduciendo arriba y abajo por las anchas calles del barrio de Pedralbes.
Llegó la hora. Los primeros serían P y H, y les seguiriamos yo y finalmente la chica I. La examinadora llegó algunos minutos tarde, que no hicieron más que enrarecer el clima pre-examen.
Finalmente P se sienta al volante, la cosa empieza. Contemplé la escena sentado en el césped situado al lado de la acera, buen sitio para esperar. Lamentable e inexplicablemente, P no avanzó ni 2m. antes de catear. Un problema con un coche que quería aparcar delante suyo, junto con que no miró a su izquierda cuando quería adelantarlo, sacaron de quicio a la examinadora que no titubeó al pedirle que bajara. Un segundo cruce de miradas, esta vez mostrando una seria preocupación ante la extraña situación, se dió entre la chica I e yo. Ahora ya no sólo compartiamos los ideales, el miedo a tener tan mala suerte como P se apoderó de nosotros.
Cambio de planes, P bajó del coche con el enfado correspondiente y C me hizo señales conforme alguno de los dos tenía que subir al coche. Me tocaba subir a mi.
Una vez en el coche, H se colocó delante para empezar su exámen. H mostró una seguridad propia de alguien que anhela conquerir la península Ibérica entera, e hizo el exámen bastante bien. Justo al hacer la parada, dió un golpe en el bordillo que sorpendió a todos, hasta a ella misma. Habría suspendido?
"Señor, puede ponerse delante". Oh no! Había llegado mi hora. LLevaba una semana preparándome mentalmente para superar esa prueba. Concentración, determinación...bla bla bla, todas aquellas cosas que cuando estás con las manos en el volante recuerdas, y sabes que a la hora de la verdad no puedes estar más lejos de cumplir tales requisitos. Afortunadamente, y a lo largo de los mintuos, iba saltenado con éxito los stops, las "cedas", y dejando pasar a los peatones. Un despiste me hizo girar en una calle que no debía, pero ese error no fue tomado como error grave... ¿no?
Cuando llegamos al lugar de dónde habíamos salido, la examinadora, con una voz digna de una fiel cliente de Ducados me dijo. " Puede hacer una parada cerca del container". Y eso hice.
Era la hora del la chica I. Mientras tanto, H y yo nos quedamos en tierra y empezó la especulación, "Y si he hecho mal eso, y lo otro. Crees que habrá apuntado que me dejé un intermitente en la rotonda?..."
Después del paseo que H y yo dimos a la manzana para relajarnos, tuvimos que esperar unos 10 min. para que la chica I apareciera con el Renault Modus blanco con la el cartel de la "L" gigante.
Teniamos ya a un cateado, P. ¿Y los demás? bajando del coche, la examinadora entregó los papeles. H y yo cruzamos la calle para recibir la notícia. C se dirigió primero a la chica I:
- Qué hiciste? Te equivocaste en eso", has suspendido. H y yo intercambiamos miradas de expectación.
- Y nosotros?-pregunta impaciente H. "
-Tu H has estas aprovada.
-¿Y yo¿ - Tu también has aprovado!
Pese a nuestras discrepancias políticas con H, dejamos de lado ese delicado tema, y nos dimos un efusivo abrazo.
Colorin colorado, el examen se ha acabado.
PD: Desde aquí, me gustaria mandar un fuerte abrazo a todos ellos. He pasado una mañana que será recordada duranto mucho tiempo. Mando ánimos a P y especialmente a la chica I. Queda pendiente una celebración en común cuando consigan el aprobado. Con cariño saludo a C, que sus sabios consejos y sus sonoros gritos y broncas me han ayudado mucho a superar con éxito el examen. Hasta siempre!

3 comentarios:

vafalungo dijo...

Ei, moltes felicitats!
Ara ja pots ser un conductor agressiu més, o no...
Una abraçada!

vafalungo dijo...

Ei, muchas felicidades!!
Ahora ya puedes dejar de pertenecer a la categoría de peatón y pasar a la raza superior de los conductores...
un abrazo!!

Unknown dijo...

Me alegro por tu aprobado, pero por favor, no escuchéis más la cope y menos todavía en medio de un examen... ¿qué tipo de profesor tienes que te pone esos handicaps añadidos al ya de por si mal trago?
jaja

por cierto, en japón se trabaja mucho, pero las nuevas generaciones cada vez menos. Se dan cuenta de que vivir para trabajar es una de las causas de los más de 40.000 suicidios anuales que hay en japón.

Salud!