10/1/07

Barcelona: controlar la vida, mantener la marca


La voluntad de control del Ayuntamiento de Barcelona es imparable, y lejos de cesar, cada día da nuevos avances. Un control que se centra en regular e higienizar la ciudad y toda su vida social en espacios públicos.

Si se hace un pequeño esfuerzo memorístico, se recuerda fácilmente la intensa actividad desalojadora de casas okupadas, el cierre de la rambla del raval para evitar el macro-botellón, el ingente despliegue de mossos en las celebraciones del F.C.B y una larga lista de intervenciones con fines parecidos.

Hace años que las ramblas ya no pertenecen a los barceloneses; somos muchos los que al pasear por esa zona nos sentimos turistas en nuestra propia ciudad, en nuestro centro. La marca Barcelona ha llegado a tal popularidad que es consumida por centenares de miles de turistas cada año. Compran una imagen: la Barcelona multicultural, pacifista, centro comercial y museo.

El Ayuntamiento, está llevando a cabo un duro tratamiento para quitar los granos que le puedan salir a su marca, que amenazan con convertir la ciudad en “vulgar” y destruir esa imagen que tanto ha costado hacer, desde los JJ.OO del 92.

Por eso, ahora le ha tocado el turno a las estatuas humanas de las ramblas. El Ayuntamiento y su marca, no pueden permitirse que se pongan demasiadas. Quizá podrían saturar al pobre turista, impidiéndole contemplar mejor la armonía barcelonesa. Existe también el riesgo de que aparezcan estatuas que no sean de la calidad que la marca Barcelona se merece y ensucien, por así decirlo, el paisaje que el turista debe consumir. Con ese afán de control y de regular la vida pública basándose en los intereses de la marca y no de sus ciudadanos reales, el Ayuntamiento pondrá en marcha un plan más.

La nueva regulación consistirá en un control de calidad artística que tendrán que pasar los aspirantes. A su vez, sólo podrán colocarse en los sitios que el Ayuntamiento considere oportunos.

En el fondo, se trata de eso, absorber cualquier acontecimiento y ponerlo a trabjar por y para la marca de Barcelona. Se hace con el pretexto de que, supuestamente, nos beneficia a todos. Repito, supuestamente.

Mi impresión de los responsables del Ayuntamiento después de todos estos años es bastante crítica. Con tanto tiempo en el poder, el PSC ha elaborado un proyecto de ciudad dedicado a satisfacer las necesidades de los suyos, que poco de socialistas tienen, y de los que han visto la oportunidad del falso progresismo socialista, para realizar ingentes inversiones de todo tipo convirtiendo una ciudad encantadora, en una ciudad cara, consumista, llena de tráfico y de los conflictos clásicos de las ciudades grandes.

Creo que si las cosas se hubieran hecho de otro modo, más modestamente y con menos pretensiones, se hubiera podido conseguir una ciudad habitable y también visitable. Cosa que en este momento ya no es ni una cosa ni la otra.

El paradigma de la historia, como ya se sabe, es el olvidado Forum de les Cultures, un encentro falso, pretencioso, banal y con unos intereses detrás que saltan a la vista incluso del menos observador. ¿No hará Telefónica su nueva torre cerca del Forum? Vaya, quizá ahora entiendo porqué participó tan activamente en su patrocinio.


¿Porque no se regula la cantidad de hoteles y restaurantes que se han extendido como una plaga, haciendo subir los precios del suelo y echando a los restaurantes de toda la vida? ¡Por favor, eso no, eso sería pararle los pies al progreso!

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