26/2/07

Cavilaciones de Revodarx escuchando a Gilles Lipovetsky



Tomé estas notas mientras escuchaba esta tarde 26 de Febrero de 2007 en el CCCB la conferencia de Gilles Lipovetsky. Por la oreja izquierda, recibía en catalán la traducción de lo que la oreja derecha intentaba comprender por si sola lo que decía el filósofo francés, con un resultado de 1 palabra comprendida cada 8 escuchadas, de media.

De mis apuntes sucios he trascrito lo siguiente:

“Según lo que usted describe, puedo pensar que el hombre está por fin libre de una constante envidia a Adán y Eva, ya que ellos no tenían ropa de marca ni podían pasar el fin de semana eligiendo muebles en IKEA. Tampoco parece ser que tenga como referente a Gandhi que despojose de su egoísmo para encarar una vida coherente, de lucha y con principios.

Puedo pensar que el hombre carece de referencias que no sean el mismo con más dinero, más sexo, o más algo. El hombre y mujer pasados ya no guían al hombre del porvenir, el hombre y mujer educados no educan al niño recién nacido, el hombre responsable y emprendedor ya no trabaja para él mismo.

El hombre y la mujer no admiran al hombre y la mujer, ni a la naturaleza, ni a Dios.

El hombre hipermoderno se despierta, a principios del S.XXI, de muchos siglos de ir y venir, de hacer y deshacer, de creer y desconfiar, de reír y llorar.

Se encuentra viviendo en una gran ciudad, y sabe que a menos de 100 metros hay centenares de vidas que se parecen tanto a la suya que podría cambiársela sin notar la diferencia.

No obstante, no quiere cambiársela a nadie, en vez de eso siente que la tiene que mejorar, haciendo aquello que ni los filósofos ni Gandhi ni Adán y Eva podían hacer. Comprar cosas, muchas. Si están de oferta también. Tiene que comprar porque su vida es dura y se lo merece.

Tiene un trabajo en una gran empresa, como no podía ser de otra forma y como trabaja mucho tiene derecho a cuidarse.

La empresa, aquí es donde entra el auténtico guía del hombre y mujer actuales. Una corporación transnacional que le da las pautas de su comportamiento adecuado.

Que deben leer, como deben vestir, quién merece el Oscar, quién hará el gol en el partido del siguiente sábado.

Un equipo de publicistas a sueldo se encarga de deseleccionar y desvirtuar todo aquello que no sirve para hacer dinero.

Así pues, el hombre del S.XXI, que se levanta encima del sudor y del esfuerzo, luchas y derrotas de miles de millones de hombres y mujeres, sale de la cama y enciende la televisión de plasma hyperplana de ultra generación y se maravilla cuando ve a Bruce Lee profanando la misma esencia del Tao sometido al capitalismo sin escrúpulos. Y piensa, “Quiero un BMW porque I wanna be water my friend”

Al principio afirmaba como imperativo categórico “el hombre es”, y es momento de precisar con la fórmula apreciada por todos, que hay gente diferente.

No es una cosa de buenos y malos, de mejores y peores.

Mientras la empresa, tal y como yo afirmo, guíe espiritual y materialmente las vidas de una gran mayoría, y se convierta en el nuevo estado paternalista, los intelectuales, las gentes inquietas y trabajadoras, los estudiantes, los cineastas, los panaderos, los profesores, las prostitutas y los gigolos, pueden tomar varios caminos. He seleccionado un par entre miles. Volver a leer a Orwell y Huxley, y desear haber tenido la oportunidad de haber descrito ellos con esa misma lucidez algunas de las características que relataban y posteriormente cumplieronse. O bien, mirarse los unos a los otros, y preguntarse honestamente cuando seguirán haciendo de decorado heterogéneo para dar colorido al pestilente cuadro llamado post-pos-post-postmodernismo”. Y olé.
Gilles Lipovetsky publicó en 1983 (1984-1)3 un brillante libro que avecinaría las tendencias sociológicas de Europa en las siguientes décadas. Ha publicado varios libros más que se editan en España por Anagrama.

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