19/3/07

De la biblioteca al libroclub


Las nuevas palabras nacen para determinar y asignar sentido a nuevas realidades y fenómenos que van surgiendo con el paso del tiempo. Resulta ser que desde Europa se ha decidido que los libros de las bibliotecas van a ser grabados con 0,20€ por unidad prestada. Algunas instituciones, editoriales y los escritores ambiciosos que reclaman más salario, son sus defensores. Por el otro lado, escritores comprometidos, bibliotecarios, profesores de universidad y supongo que la mayoría de usuarios asiduos de bibliotecas se oponen a esta tasa impositiva.

Hay tres formas de racionar un bien público:

1- Mediante colas: pedir hora para acceder al servicio o bien.
2- Usando un precio: pagar por el bien o servicio.
3- Determinando cantidades: lo que a cada uno le toca por derecho.

Digamos que racionar mediante precio es la medida que se va a utilizar en este caso. Considero válida esta medida especialmente en 2 casos.

1-Exceso de demanda: hay escasez del bien, por lo tanto debe cobrarse por él una cantidad razonable que demuestre quién está realmente dispuesto usarlo. Acompañado de un sistema de becas para aquellos que no puedan pagarlo y lo necesiten verdaderamente.

2- Necesidades económicas especiales: suponiendo que el país o la zona gestionada
atraviesa dificultades económicas, si se trata de un bien cultural podría grabarse con un precio. No tengo del todo claro lo positivo de la medida, sólo en una población que no deja la cultura de lado en un momento de depresión, algo que veo más utópico que otra cosa. En otro caso, podría hacerse para ayudar económicamente al sector proveedor del servicio o bien para que no dejara de prestar al servicio o producir el bien.

No me parece que nos encontremos ante ninguno de estos casos que yo justificaría como estudiante de económicas.

Por otro lado, la propuesta impositiva sería asumida por las bibliotecas y no por los usuarios, cosa que reducirá el presupuesto de las bibliotecas. Más o menos, si un libro de bolsillo cuesta sin impuestos y con el descuento unos 3.5€ pero hay que pagar 0.2€ para tenerlo en la biblioteca, se supone cada 18 libros comprados se deja de comprar uno en función de impuestos. Esto a escala estatal puede suponer una pérdida de capacidad de compra de libros que se traduciría en varios miles menos de ejemplares por año a disposición del usuario.

Me opongo rotundamente a tal medida. ¿Porqué no se graba con un impuesto de 0.2€ por copa a todos los locales de España que sirven alcohol por la noche, y que contribuyen a que la mayoría de hígados de los españoles esté cada vez en peores condiciones?. Ya se graba el alcohol, me dirán. También se graban los libros, respondo.

¿Porqué las bibliotecas deben pagar 0,2€ de más por libro para que sus usuarios puedan disfrutar de algo tan digno como un libro?

Así pues bienvenidos a la biblioteca del S. XX. Lamentablemente habrá que cambiarle el nombre, con una nueva palabra que defina la nueva realidad: el libroclub. Igual que un videoclub pero con libros y, supuesta y paradójicamente, público.




Esta web ya tiene más de 250.000 firmantes que no desean que la biblioteca pase a llamarse libroclub. Rosa Regàs, Andreu Buenafuente, José Luís Sampedro...

1 comentario:

Tripix dijo...

Pues no conocía yo esta propuesta. La madre que los...!

Me apunto al banner promocional ;)

Saludos