19/3/07

Es tu momento. Es Vodafone

Una pareja joven mirándose abrazados, sonriéndose en medio de un bosque otoñal.
Una madre y su hija pequeña gozando de un momento tierno e íntimo.

Es nuestro momento, es Vodafone.

Gracias por guiarnos, seleccionar aquellos momentos que tanto nos gustan. Limpiarlos, hacerlos universales para todos los que hacemos de vulgares transeúntes a diario por las ajetreadas calles de Barcelona. Mi momento…aquel en el que no importa nada más que los míos, mi hija, mi pareja. Todo mío, momento Vodafone. Luego saltan preguntas al aire, ¿por qué la gente de hoy es tan egoísta? Bienvenido a la República Independiente de TU casa. TU momento. Ikea, Vodafone.

Vaya, cuantas cosas y momentos que tenemos y nos son ofrecidos, pero no se sabe como luego media España no llega a fin de mes. Claro, queremos tantas cosas para nosotros solos y queremos tantas, tan caras y tan diferentes…

Grandes corporaciones que no me conocen directamente, gastando millonadas en intentar que sus grandes empresas y proyectos que les van a enriquecer y cotizar más alto, deciden darme algo más que sus productos. Unos me ofrecen una República que sé, que mientras las profecías de Orwell no se cumplan del todo, la tengo conseguida desde hace años. Y el otro me ofrece “momentos” que se supone que debo compartir con su marca. Una marca que como todas las de telefonía firmó un cartel con Movistar y Orange para subir la tarificación por segundos. Cosa que es ilegal y debería ser criticada por consumidores, políticos y la misma U.E.


Mi momento no es Vodafone, mi República no es la de Ikea.

Mi momento es cuando escribo aquí, y pongo vuestras sutiles y no tan sutiles artimañas panfletista-sentimentaloides en una camilla en medio de mi quirófano intelectual, uso herramientas precisas y directas para diseccionar y encontrar todo aquello que vais metiéndonos en la cabeza con tal de crear la sociedad que deseáis para seguir con vuestra hegemonía económica.

Momentos que no tienen nombre, ni marca, momentos de lucha y de coherencia interna, de asqueo infinito por el lugar que presumo al que queréis llevarnos.

Si hay gente con ideas liberales que considera que la vida íntima esta por delante de lo público me parece fantástico. Lo triste es que no lo han aprendido ni de John Locke, ni de Stuart Mill. Ni tampoco saben que estos mismos pensadores exigían un sinfín de requisitos a la sociedad y a la vida pública (también a las empresas y empresarios) para garantizar un orden y un funcionamiento igualitario y justo de la sociedad. La gente aprende lo liberal por este tipo de anuncios, forzados, sosos, lamentables, que simplifican hasta un nivel que da pena. Y que no se salga con el cuento del zen y de la belleza en las cosas simples, que ya me lo conozco demasiado.

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