Apoyo a Lula, medicamentos para curar y no para enriquecer
Los grandes pasos son difíciles dar y son siempre muy contestados, especialmente por aquellos que les perjudica la dirección del nuevo paso.
Estos días asistimos a la loable osadía de Lula, un presidente que ha decepcionado en repetidas ocasiones a sus fieles votantes, que le exigen día a día sin descanso que equilibre la precaria situación de Brasil. Esta vez creo que está librando una batalla con principios y sin sucumbir a los intereses típicos.
A veces se vulnera la ley “por los intereses de seguridad”, es decir, que por ejemplo la policía puede detenerte por la calle y pedirte la documentación sin ningún tipo de justificación. Lula, en este caso, está actuando “por los intereses del pueblo enfermo”, y me parece muy razonable que haya eludido las pretensiones de las multinacionales farmacéuticas para abaratar y distribuir fármacos contra el VIH sin contar con su “aprobación”.
Si preguntáramos a los médicos, y no a las empresas que les han contratado, llorarían de ilusión al ver que por fin sus medicamentos van a servir para curar y no para enriquecer a multinacionales que tanto venden caramelos para la tos a precio de oro como medicamentos para el sida a precio de un piso en Río de Janeiro.
Valoro y agradezco que Lula que no haya sucumbido ante este tipo de perversión y espero que siga adelante con esta propuesta. Él ya ha dado el paso, espero que muchos otros países del mundo puedan hacer lo mismo pronto, y salvar así más vidas tan dignas de ser vividas como la mía.
Estos días asistimos a la loable osadía de Lula, un presidente que ha decepcionado en repetidas ocasiones a sus fieles votantes, que le exigen día a día sin descanso que equilibre la precaria situación de Brasil. Esta vez creo que está librando una batalla con principios y sin sucumbir a los intereses típicos.
A veces se vulnera la ley “por los intereses de seguridad”, es decir, que por ejemplo la policía puede detenerte por la calle y pedirte la documentación sin ningún tipo de justificación. Lula, en este caso, está actuando “por los intereses del pueblo enfermo”, y me parece muy razonable que haya eludido las pretensiones de las multinacionales farmacéuticas para abaratar y distribuir fármacos contra el VIH sin contar con su “aprobación”.
Si preguntáramos a los médicos, y no a las empresas que les han contratado, llorarían de ilusión al ver que por fin sus medicamentos van a servir para curar y no para enriquecer a multinacionales que tanto venden caramelos para la tos a precio de oro como medicamentos para el sida a precio de un piso en Río de Janeiro.
Valoro y agradezco que Lula que no haya sucumbido ante este tipo de perversión y espero que siga adelante con esta propuesta. Él ya ha dado el paso, espero que muchos otros países del mundo puedan hacer lo mismo pronto, y salvar así más vidas tan dignas de ser vividas como la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario