1/5/07

El día del trabajador

Hoy es un buen día. Una jornada dónde se celebra la conmemoración del trabajador y de la lucha por sus derechos. Un trabajador que puede pasar un día relajado con su familia, en algún lugar público y hacer un picnic si el tiempo lo permite. También puede optar, entre otras muchas opciones, por acudir a las manifestaciones que se realizan este día para denunciar las continuas agresiones que sufren los trabajadores de las empresas multinacionales instaladas cómodamente en nuestro país.

Se dice desde hace años que la mayoría de los trabajadores ya no se considera a si mismo como tal, todo el mundo prefiere considerarse como “administrativo, autónomo, publicista, comercial…”. Es más agradable pertenecer a un grupo reducido que realiza una función determinada que no al vulgar y menospreciado grupo de mortales llamados “trabajadores”. Muchos de ellos, anteriormente surgidos de universidades tanto públicas como privadas, se dedican a trabajar en empresas encargadas de crear marcas. Justamente, formar parte de una de esas marcas como tal, es alejarse del simple mote de trabajador y personalizarlo en un individuo implicado con una causa: “la marca”. Dejar de ser un mero trabajador que podría estar explotado en cualquier sitio de cualquier parte del mundo, y pasar a ser algo mucho más interesante reconociendo la función específica y la marca bajo la que uno se ha sometido.

Hay que mencionar que las buenas empresas, las honestas, no crean marcas. Digamos que están por encima de necesitar convencer, persuadir, buscar la polémica y hacerse oír. Destruir la marca es sobrevivir. Aunque las perdidas y ya cansadas empresas generadoras de marcas tardarán algunos años en entender este nuevo paso.


Por el momento, su dinámica se dirige hacia otro camino, el de pulular por las ciudades intentando estar presentes en cada esquina con algún tipo de actividad o propuesta que “conecte” con la gente. En octubre del año pasado, en el texto de “la publicidad y el conformismo juvenil”, yo mismo ironizaba sobre el hecho de que alguna empresa escucharía la demanda de la calle sobre la dificultad par acceder a los pisos. Bien, este mismo mes pasado, Koca et kola, a través de su sucedáneo especial para cuidar la grasa y azúcar que se ingiere (koca et kola Light), ha elaborado una campaña dónde sortea un piso, o algo lamentablemente por el estilo.

Empresas que crean marcas, marcas que para crecer observan comportamientos, plagian actitudes y transforman las críticas de los individuos rebeldes para incluir sus contestaciones dentro de sus campañas. De este modo pueden penetrar mejor dentro de las sociedades dóciles y manejables dónde ansían maximizar aún más beneficios. Es decir, estudian a sus detractores para encontrar nuevas formas de pureza de la originalidad. Una vez la encuentran, sin importarles en absoluto las vidas ni el mensaje auténtico de sus emisores asesinan la creación. Una vez muerta utilizan el cadáver de la idea para conseguir que la gente dormida se rinda a sus marcas en forma de un anuncio cutre y torpe que se supone debe generar por lo menos simpatía por su “frescura”.


Buscar en la calle, husmear en la miseria, y proponer la solución para encontrar un piso coleccionando anillas de koke kole light, ésta es otra forma en que las empresas cambian el mundo, ya que la gente está demasiado ocupada viendo C.S.I y otros programas de culto “masivo” para hacerlo por si misma.
Es el caso de Akuarius y su nueva propuesta. En el cartel publicitario se anuncia que lleva “sales seminales” y, escrito con un rotulador del mismo anuncio, dice algo como “ya lo sabemos, nosotros nos hemos corrido dentro de la botella”. Con este bonito anuncio, que obviamente no es exactamente así, incluyen la crítica que hacen algunos jóvenes cuando escriben que los anuncios les molestan contestando con bromas sencillas.

De este modo, las marcas incluyen dentro de si mismas la crítica y pretenden así generar una especie de admiración de cara al público incrédulo que se dirige a trabajar cada mañana cabizbajo y con una sobre ingesta de prozac. Quizá no pretenden esto, sino sencillamente desmoralizar a sus críticos, o simplemente que los bloggers le dediquen unas líneas. Como diría algún publicista medio calvo, al que no conozco ni quiero conocer, “la marca se supera a sí misma”. En fin, superarse a sí mismo puede implicar saberse reír de uno mismo, aunque sea a costa de jóvenes cabreados que nacieron sin anuncios y se educaron con ellos.
Feliz día del trabajador.

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