1/5/07

Votaré Ségolène

Decidí preguntarle a un buen amigo francés con el que siempre hablamos de política sobre su opinión acerca de las elecciones presidenciales de Francia este año 2007. Ha escrito este texto, conciso y sincero en el que expresa su reflexión acerca de los puntos que más atención le suscitan de los dos candidatos que pasan a la segunda vuelta. Las elecciones serán el próximo domingo día 6 de mayo.

"Hace dos años estaba muy a favor del candidato de la derecha, por su compromiso y voluntad de querer cambiar Francia. Por ejemplo veía con buenos ojos la liberalización del mercado de trabajo que entendía como una modernización Francia. Pero en dos años, ha abandonado muchas de sus pretensiones liberales (en favor del “patriotisme économique”, una visión poco filantrópica que tiende a favorecer las empresas nacionales en contra de los intereses reales de la sociedad y sobretodo de sus empleados). A cambio, ha decidido imponer políticas “sécuritaires”, cuyo único objetivo es crear una sociedad de la ansiedad y del “communautarisme”: cada uno en su lugar, con sus propias leyes, en contra del modelo republicano que él mismo dice defender. No estoy nada convencido por el programa económico de Ségolène Royal. Pero ella defiende una prensa libre, la libertad de expresión y no se atreve a amenazar los medias franceses para impedir un debate (lo que hizo Sarkozy esta misma semana antes del debate Bayrou-Royal). Algunos dicen que no se puede votar un presidente porque se rechaza el programa del otro, y más vale no votar que votar sin convicción. Eso lo pensaba yo la misma noche de la primera vuelta. Pero cuando uno ve las prioridades de gobierno de Sarkozy, no puede quedarse quieto. Suprimir los impuestos de herencia, lo que solo favorece los más ricos y que va en contra del principio republicano de “méritocratie” (cualquier persona puede acceder a cualquier posición en la sociedad sólo gracias a sus méritos propios). Crear el ministerio de inmigración e identidad nacional, lo que vincula dos temas que normalmente no tendrían nada que ver y que contradice la tradición acogedora de Francia. Bajar la mayoría legal a 16 años para juzgar los menores como adultos, pero todo el mundo sabe que entre 16 y 18 años solemos hacer más tonterías que en cualquier otro momento de nuestra vida. Hay que tener en cuenta que sólo un 30% de los juzgados por algún delito reincide."

Uno no puede votar sin convicción. Tengo la intuición que la Francia que amo no será nunca más la misma, ya que como el mismo Sarkozy dice: “Conmigo todo es posible”

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